jueves, 8 de marzo de 2012

Mamás trabajadoras: necesitamos un cambio

Después de tanto tiempo sin escribir, tenía claro que mi siguiente entrada sería sobre mi hijo, pero creo que una reflexión sobre las mamás y sus bebés, y su relación con el trabajo merecía escribir sobre el tema coincidiendo con el día de la mujer. Así que, pospondré la escritura sobre mi hijo, la ocasión lo merece.

Vivimos en un modelo de sociedad creada por y para hombres que no está funcionando (violencia, guerras, tener hijos más tarde…). Las mujeres nos hemos incorporado a ese modelo productivo masculino, en el que hay que elegir entre ser madre o ser profesional. Quizá deberíamos replantearnos un cambio hacia un modelo de sociedad en el que no se juzgue a una madre que decide criar a sus hijo, y en la  que se entienda que está haciendo una labor importantísima.

Creo que deberíamos mirar hacia atrás y considerar seriamente los cambios que han hecho que nos separemos de nuestros hijos. Y no me refiero a la incorporación de la mujer al trabajo, porque la mujer siempre ha trabajado con sus hijos a cuestas, si no de qué manera lo hemos hecho en estas últimas décadas (imitando los patrones masculinos y, por ende, separándonos de nuestros hijos).

La crianza de los bebés humanos nunca ha pasado por separarlos de sus madres hasta que la mujer decide (o se ve obligada) a incorporarse a un mundo laboral creado por hombres y para hombres, en el que, lógicamente, el permanecer junto a los bebés no se contempla.

No se trata de machismo, si no de criar bebés para que sean en el futuro hombres y mujeres equilibrados.

Creo que el verdadero feminismo es el que apoya a la mamá que quiera amamantar hasta que mamá y bebé quieran, el que defiende que una mamá pueda trabajar con su hijo, que luche por que se faciliten herramientas y medidas sociales para fomentar los trabajos desde casa. En el caso de España, las feministas deberían luchar por la ampliación del permiso de maternidad. Con el actual permiso de 16 semanas no se garantiza, por ejemplo, la continuidad de la lactancia materna, además de ser un tiempo insuficiente tanto para la mamá como para el bebé.

Con respecto a la conciliación, las mamás deben dejar a sus hijos al cuidado de otras personas e intentar una conciliación trabajo-familia-persona agotadora y casi nunca satisfactoria. En otras culturas no es nada extraño ver a los niños con sus madres en puestos como empleada de banca (ya sé que choca, ya. De eso se trata de que en un futuro no choque tanto).

Hay mujeres que entienden que su carrera profesional es lo más importante (siguiendo un patrón masculino), que es lo que hace que se sientan “realizadas”, que deben ganar igual o más que sus parejas masculinas, que a los bebés “la guardería les viene muy bien”. Bueno, yo no soy quien para juzgarlas, aunque no comparto esa filosofía de vida. Lo que defiendo es que cada mujer decida sin que sea juzgada y sin menospreciarla por decidir que su maternidad es lo más importante.

Una mujer, empresaria y madre me dijo en una ocasión que no permitía que una empleada suya que tenía un bebé trabajara unas horas desde casa porque “no queda bien oír a un bebé de fondo” cuando tuviera que atender el teléfono.

Ese es el problema: realmente, en nuestra sociedad “no queda bien”, cuando lo más natural sería poder atender el teléfono y decir: “disculpa si oyes a mi bebé, trabajo unas horas desde casa para poder atenderle”

Seguramente, se comentaría: “¿y no tiene con quien dejarle?”. Pero si pusiéramos  conciencia en lo importante que es el apego para la estabilidad emocional y psicológica de los bebés (nuestros futuros dirigentes, médicos, maestros…) diríamos: "¡Qué bien que puede atender a su hijo como ella quiere!".

Hablo de las madres y no de los padres, porque el puerperio no dura 40 días como se suele decir, si no hasta dos años, porque un bebé hasta los 8 meses no es consciente de que es un ser independiente de su madre, porque la lactancia materna se debería prolongar lo más posible. Antropológicamente y biológicamente, la edad normal del destete en el ser humano es entre los dos años y medio y los siete (la OMS recomienda lactancia en exclusiva hasta los seis meses y complementada hasta los dos años o más); pero a partir de cierta edad, también reivindico lo mismo para los padres que quieran quedarse al cuidado de sus hijos. Como en Finlandia, por ejemplo, donde en muchas familias, las madres se quedan uno o dos años con sus hijos, y después, y hasta los tres años, como el estado facilita ayudas hasta esa edad, son muchos los padres que deciden quedarse en casa.

Y no me olvido de otros modelos de familia (monoparentales, homoparentales) en los que no hay una mamá y un papá. Los bebés necesitan apego, contacto físico y cariño de su familia, sea esta del tipo que sea.

Es necesaria una revolución ¡YA!